Ricardo Ulloa Barrenechea
La pintura de Isidro Con Wong parte de la realidad hasta envolvernos en un ensueño, en un mundo fantástico y poético que, en su faceta crepuscular o del claro de luna, sugiere la poesía T’ang.
Su figuración metamorfoseada se anuda en un ancestro oriental matizado por la exuberancia tropical. Contemplo la presencia de Oriente y del Extremo Oriente. La caligrafía lineal, la ondulación rítmica de troncos y ramas envueltas por puntos luminosos, el balanceo de los árboles, la luz de la luna o de las estrellas, -incluyendo alguna vez, el brillo dorado del cielo- rememora las miniaturas islámicas del siglo XV, con su decoración deslumbrante o las celo-cías y sus arabescos entrelazados, cubridores del bosque caligráfico. Su ritmo de ondulaciones seriales es propio del arte chino, ahora matizado por la textura de sutiles hilos fosforescentes.
Ese ritmo undoso, de una sensación mágica, es el perfil unísono del persistente “leitmotiv” o pulso de la sensación: el cebú, buey de la India e Indochina y partícipe de nuestra ganadería. La ondulación psíquica emocional es objeto de forma-ondulación, las crestas de los bueyes, conformando una unidad psíquica que, al mismo tiempo, y en relación con toda la caligrafía, conlleva un ritmo interior.
La estructura, a veces simple, de permanentes contrastes de un diseño significante, aporta una inevitable y rica asociación serial de relaciones mágico-sensoriales; o la lectura sígnica de un ordenamiento gráfico-numérico o del diseño símbolo.
El estricto diseño formal se acerca al pulcro esquematismo chino pero predomina una rica factura ornamental y pintoresca, iluminada con ramilletes de color. Desde el recuerdo de la naturaleza como marco familiar de una circunstancia cotidiana, nos transporta a la exótica imaginación ingenua o narrativa. Así se recrea ese ordenamiento ritual del concepto espacio-tiempo, con la vocación rítmico-ceremonial de Oriente.
Con frecuencia la naturaleza “in-mantada” hace visible lo invisible: el espíritu mágico de La Creación.
Un sensible equilibrio, de transparencias sutiles apoya la fascinación misteriosa de una narración evocadora. Es la sencillez poéticamente expresada o la riqueza de la multiplicidad caligráfica.